Érase una vez una madre llamada Rebeca, que dio a luz a una niña, pero cuando la niña nació Rebeca enfermó y murió. Entonces su padre tuvo muchos problemas pero se deshizo de ellos y a la niña la llamó María.
Al cabo de los años María tenía que ir a la escuela de brujas. Su padre la enseñó a montar en escobas. Cuando María ya supo montarlas todas fue a la escuela de brujas. Allí María se sentía feliz. Cuando miró a un lado vio a un chico, muy, muy guapo y dijo:
Al cabo de los años María tenía que ir a la escuela de brujas. Su padre la enseñó a montar en escobas. Cuando María ya supo montarlas todas fue a la escuela de brujas. Allí María se sentía feliz. Cuando miró a un lado vio a un chico, muy, muy guapo y dijo:
- Hola me llamo María.
El chico la miró, y dijo:
- Hola yo me llamo Eric, eres nueva por aquí.
María le respondió:
- Sí, ¿puedo sentarme a tu lado?
Eric con la cabeza respondió que sí.
Al cabo de los años se enamoraron y vivieron felices.
Entonces a los 27 años querían los dos vivir aventuras y un día dos ladrones capturaron a María para sacarle toda su magia. Entonces Eric con una espada y un dragón blanco, buscaba a María. María estaba a una hora y media de perder su magia. Eric vio la última casa que tenía que mirar, con la cola del dragón dio al tejado y vio a María. Uno de los ladrones, al verle, dijo:
- Vaya, vaya ya tenemos al príncipe de la historia.
Eric dijo:
- ¡Suéltala o te las verás conmigo!
Entonces todos los ladrones que había en la casa atacaron. Eric derrotó a todos menos a uno. El ladrón que faltaba dijo:
- ¡Yo maté a Rebeca la envenené y murió pero tengo el antídoto de fantasmas. ¡Ese antídoto puede hacer vivir a los fantasmas!
El ladrón roció el antídoto encima de un fantasma y era Rebeca entonces. Eric dejó que se fuese por su generosidad. Eric desató a María y María lloró por su madre. Y todos vivieron felices. Fin.
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