Había una vez una ballena muy sabia que se llamaba Sebastiana.
Una mañana descubrió que tenía el cuerpo lleno de manchas. Se miró en el espejo y al verse tan rara comenzó a pensar cuál podía ser la causa de dicho mal.
De pronto alguien llamó a la puerta:
- ¡Sebastiana abre la puerta, por favor!, exclamaron unos pececitos.
- ¿Qué os pasa?, preguntó.
- Estamos llenos de manchas y no podemos quitárnoslas. ¿Puedes ayudarnos?, preguntaron los animalitos.
- Yo también tengo manchas y aún no he descubierto el porqué. Pero no os preocupéis, en cuanto lo descubra os avisaré.
Al día siguiente, Sebastiana envió a unas anguilas amigas suyas a recorrer el mar en busca del causante de aquel mal.
Unos días después, las anguilas regresaron:
- Sebastiana, ya sabemos qué es lo que causa las manchas en todos los seres que habitan el mar.
- ¿De qué se trata?, preguntó intrigada la ballena.
- Hay una fábrica cerca del mar que tiene un tubo dentro del mismo que expulsa una sustancia negra y maloliente, dijo una de las anguilas.
La ballena Sebastiana, al oír esto se puso muy enfadada. Después de mucho pensar llamó a los peces y les dijo:
- Amigos, voy a solucionar el problema de las manchas de una vez por todas.
Rápidamente salió de su casa y todos la siguieron. Cuando llegó al lugar que habían dicho las anguilas, vio el tubo y colocó su enorme culo taponándole definitivamente, haciendo que el mar se limpiase al igual que los peces.
Todos estaban muy contentos pero la ballena Sebastiana cada día que pasaba estaba más desfallecida. No podía estar allí para siempre porque necesitaba salir a la superficie para respirar.
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¿Que final se te ocurre para evitar la muerte de la ballena?
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Envíanos los finales que se te ocurran y los pondremos
aquí para que todos puedan leerlos.
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Julio, perteneciente a la asociación CEPAIM,
no narró este cuento.
CANCIÓN DE LA BALLENA
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