Este libro fue elaborado con la colaboración
de todos los alumnos del colegio.
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de todos los alumnos del colegio.
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- En un primer momento llevamos a cabo un concurso: Había que dibujar un duende y un hada.
- Luego seleccionamos a los que serían protagonistas del cuento.
- Cada grupo de alumnas/os se encargó de hacer dos páginas del libro (texto e ilustración).
- Después pusimos el título y lo encuadernamos.
- Finalmente, un niño/a de cada clase leyó, en voz alta, una página del cuento, mientras el resto escuchábamos con gran atención.
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Espero que os guste y os animéis a realizar
otras historias diferentes dejando
volar vuestra imaginación.
¡Merece la pena!
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otras historias diferentes dejando
volar vuestra imaginación.
¡Merece la pena!
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Hace muchos años, el reino de las hadas y los duendes estaban enfrentados. Una gran traición acechaba a los dos reinos, pues, antiguamente, un rey duende tenía envidia de las hadas porque poseían el poder de la magia. El rey duende ordenó matar al hada más sabia y poderosa hasta entonces, la reina.
Los dos reinos solían celebrar la llegada de la primavera y así poder convivir duendes y hadas.
La primavera se acercaba. Las preciosas flores florecían y las pequeñas golondrinas cantaban alegremente. Ese era el anuncio de la primavera. La ceremonia estaba por comenzar y el rey duende aprovechó la ocasión. Envenenó la copa de la reina. El momento del brindis era el más importante, pues iniciaba la ceremonia. La reina al beber la copa empezó a sentirse mal, se cayó y quedó sometida a un sueño profundo.
Desde entonces, los reinos se enfrentaron, batallas y hechizos les acechaban. El odio y la envidia creció.
Esa horrible historia no terminó aquí, porque algo podía cambiar.
El reino de las hadas estaba en una hondonada. Un día llegó un hada y preguntó por qué el rey había envenenado a la reina. Todas las hadas quedaron calladas. Entonces fue a ver a la reina y vio que dormía en su cama.
- Tengo la cura para que pueda despertar - dijo.
- ¿Y cuál es? - preguntó el hada que la cuidaba.
- Un buen remedio, pero necesito varios ingredientes: Un cubo de lágrimas, un poco de polen de la flor más bella, un pelo de la más hermosa de las hadas y mil pelos del perro más pequeño.
El hada llamó a uno de sus ayudantes y le dijo que buscara los ingredientes. Los encontró todos menos el polen de la flor más bella.
El hada fue preguntando a todos los habitantes y uno de ellos le dijo que el hada de las flores podía tener el polen que necesitaba. Rápidamente fue a su casa para hablar con ella.
- Tengo lo que busca pero tienes que darme algo a cambio: El ratón que escapó de su jaula.
Cuando encontró el ratón se lo llevó al hada de las flores que cumplió su palabra y le dió el polen.
El hada preparó el remedio, se lo llevó a la reina y ésta se despertó.
En cuanto el rey duende supo que había despertado se enfadó tanto que se durmió.
Pero de repente, los duendes y las hadas se dieron cuenta de que la reina hada y el rey duende estaban conectados, pues en el momento que uno dormía el otro despertaba y al revés.
Entonces todas las hadas y duendes se reunieron y decidieron que debían encontrar un hechizo que hiciera que ambos se mantuvieran despiertos a la vez.
Preguntaron al hada que preparó el remedio para despertar a la reina, qué otros ingredientes podían añadir para que también esa poción le sirviera al rey duende.
Pero el hada se enfrentó a todos diciendo que no les ayudaría pues el reino duende había querido matar a su reina.
Mientras ocurrían estos enfrentamientos, la primavera llegaba a su tiempo, y no podía florecer, ni los pájaros cantar mientras los reinos no llegaran a un acuerdo.
Entonces la flor bella hizo un antídoto y se lo echó por encima al rey duende. Pero no se recuperó y un hada fue a visitarle:
- ¿Cuándo vendrá la primavera? - preguntó el duende.
- La primavera llegará cuando la reina y las demás hadas recobren sus poderes al sol - explicó el hada.
El rey duende dijo que él había envenenado a la reina de las hadas. Después de escuchar esto le llevaron a un calabozo para encerrarle pero la reina les vio y preguntó:
- ¿Por qué encerráis al rey duende?
Y todos deijeron a la vez:
- ¡Porque en la cena te envenenó la bebida!
El duende Cárbato, que así le conocían en la hondonada, era malvado y envidioso. Desde pequeño quería ser el mejor y pegaba a sus amigos. Esa rabia aumentó porque quería ser el rey de los duendes y porque odiaba a las hadas.
No soportaba que ellas tuvieran el poder de anunciar la primavera y hacía todo lo posible para fastidiarlo.
Se pasó 21 días en el calabozo y en ese tiempo las hadas pudieron lanzar sus poderes al sol para que comenzara la primavera.
La primavera comenzó. El duende Cárbato se enteró porque por una ventana del calabozo podían entrar los rayos del sol y escuchar el canto de los pájaros, de las pequeñas golondrinas ...
En el campo había margaritas, amapolas, flores de muchos colores, mariposas, un sol radiante ...
La hierba estaba verde y fresca, las mariquitas volaban felices ...
Pero el duende Cábato seguía muy enfadado y triste.
Un día un hada muy buena y bondadosa fue a visitar al duende Cárbato al calabozo para hablar con él. El hada quería convencer al duende para que fuera bueno, se portara bien con las hadas y para que le gustara la primavera.
El hada convenció al duende para que le acompañara hasta un hermoso paraje donde le habían preparado una fiesta sorpresa.
Cuando llegaron hasta ese lugar, se encontraron con cientos de hadas y duendes vestidos con sus mejores trajes. Había mucha comida, bebida, una música preciosa con la que todos bailaban y reían, muchas flores, animales y brillaba un sol radiante.
Entonces Cárbato se dio cuenta de lo felices que eran sus amigos y decidió que era mejor quedarse con ellos siendo bueno.
Pero de repente, el cielo comenzó a nublarse y estalló una gran tormenta con rayos, truenos y un viento horrible que hizo que todos corrieran a refugiarse.
No paró de llover día y noche, pero cada vez iba cesando la tormenta. Cada vez más débil, pero el horror todavía estaba en el aire, ¡todo el reino había quedado inundado y destruido!
Las hadas y duendes sollozaban desconsoladamente, pues los bellos campos, las flores y animales, y sobre todo la magia, habían desaparecido.
La situación no era muy buena. Hasta que Cábato dijo:
- Vuestro reino volverá a ser el mismo, si todos ponemos algo de ayuda - propuso.
- ¡Qué gran idea! - dijeron las hadas al unísono.
Con el gran entusiasmo de poder arreglar su hogar, se pusieron manos a la obra. Todos se ayudaban. Se respiraba felicidad entre esa situación desoladora.
Tras una semana, el sol volvió a salir. Las hadas y duendes siguieron su trabajo para hacer realidad esa esperanza.
Pasaron meses y meses, días y días, hasta que después de un año ...
¡Por fin acabó la reconstrucción!
Un gran bosque, casitas y hasta un estanque para refrescarse.
Después de todo lo ocurrido, las hadas y los duendes vivieron en armonía y con magia compartida.
Así acaba este cuento, cansados y durmiendo.
Fin
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