El gato era granjero y se llamaba Toni. Era muy bueno y cada mañana se quedaba trabajando. Su esposa, que se llamaba Jessie, también trabajaba. Ella era niñera y cuidaba a cuatro gatitos que se llamaban Ema Ross, Lut Ross, Rabbi Ross y Zuri Ross y tenían uno mayor que se llamaba Batram que era muy vago.
Bueno, empecemos la historia.
En esta familia los niños no estaban controlados y les sacaban fuera para que jugasen mientras Jessie y Toni juntos prepararan la comida. De pronto, Zuri se hizo mucho daño en una pata y Jessie llamó a un gato Doctor y dijo que no era nada, sólo tenía que mojar un cacho de algodón en agua y ponérselo encima para que no le doliera. Entonces Jessie pensó que sería mejor si se fuera a su habitación para descansar.
- No creo que tener cuatro gatitos sea bueno - dijo Jessie
- Pero no tienen familia - dijo Toni.
Entonces decidieron que se los iban a quedar un año más. Iban a jugar juntos y parecían una familia feliz y dijo Jessie:
- Mejor nos los quedamos toda la vida.
Se hizo de noche y todos se fueron a dormir. Cuando se despertaron vino un padre gato y una madre gata para recoger a sus hijos pero Jessie y Toni no querían que se los llevaran y no sabían qué hacer. Así que la madre gata y el padre gato dejaron quedarse a los gatitos un día más con Jessie y Toni. Lo primero que se pusieron a hacer fue jugar toda la familia junta y parecían muy felices. Cuando llegó el momento de devolvérselos a sus padres verdaderos no estaban tristes y se despidieron.
Un día Jessie y Toni se encontraron unos gatos callejeros, entonces decidieron quedárselos y fueron muy felices.
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