Un día los niños de 3º de Infantil del colegio Almanzor, fueron de excursión al zoo de Madrid para ver a los 33 animales que vivían allí.
Montaron en un autobús y empezaron a cantar y a jugar.
Cuando llegaron al zoo, una señora les dio bolsas especiales de comida para animales. Cuando los niños dieron de comer a los monos, a los osos y a los pavos reales, se fueron a comer los bocadillos y los zumos.
Luego se fueron al espectáculo de delfines y ballenas.
Después se separaron en grupos para seguir viendo a los animales.
El primer grupo fue a ver los flamancos y el segundo a ver los pingüinos.
Cuando el primer grupo llegó a los flamencos una niña se dio cuenta de que cuatro flamencos hablaban, se quedó con la boca abierta y empezó a reírse. Todos estaban asombrados con lo que podían llegar a hacer estas aves.
Otra niña empezó a hablar con un flamenco y le preguntó:
- ¿Cómo es que podéis hablar?
- Hablamos porque el zoo es mágico, contestó.
Mientras los del segundo grupo veían a los pingüinos cómo bailaban y decían ¡hola! Había uno que hacía de todo, era el más listo.
Más tarde los dos grupos se juntaron para ver a los monos que hablaban en cinco idiomas: francés, chino, español, inglés e italiano.
También fueron a ver a las jirafas que cantaban, bailaban y hablaban.
De repente sonaron las sirenas porque los pavos reales se habían escapado. Los niños se asustaron mucho, pero un niño pudo volverles a meter en las jaulas. Después del susto todo volvió a la normalidad.
Y los niños volvieron al colegio.
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