- Jesús, ¿qué haces aquí?
Él contestó:
- Nada.
Estaba muy rojo y tenía los dientes llenos de sangre.
Miré al suelo y encontré a mis compañeros desmayados. Me acerqué a mis amigas Hala y Ana para ver cómo estaban, pero Jesús venía hacia mí e intenté escapar por la puerta principal. Todo se movía y no podía salir. Jesús gritó:
- ¡Ah, ah, ah!
De repente, las cosas dejaron de moverse y Jesús se derritió. Empezó a tocar a mis compañeros y se levantaban del suelo. Cuando todos estuvieron de pie, Jesús murió.
Fin
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