Se convocó un concurso para realizar una mascota.
Coral dibujó la mascota que más nos gustó.
A continuación podéis leer y ver el cuento que
inventamos entre todos sobre ella.
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"LIBRA Y SU COLLAR" |
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Libra es una señora muy guapa e inteligente. Le gusta mucho
leer y bailar.
Su lugar preferido es una librería de París pero vive en un
pueblecito al lado de la playa en España.
Le encantan los macarrones con queso y los plátanos.
Sus deportes favoritos son el tenis y el ciclismo.
Prefiere el color rosa y es muy coqueta; siempre lleva unos
lacitos muy bonitos en el pelo.
Libra es muy simpática, alegre, amable y agradable; siempre
que puede mira en su interior y ayuda a la gente.
Un día montando en bici por el paseo marítimo, se encontró
una ostra rosa. Esta ostra tenía una perla de color rosa. Cogió la perla y se
hizo un collar; después tiró la ostra al mar y pidió un deseo.
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Quiero que este collar tenga poderes mágicos!
De pronto la señora Libra se convirtió en una sirena y se
adentró en el fondo submarino …
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Allí encontró tres sirenas más y se hicieron muy amigas. Una
era rubia, otra morena y la más pequeña pelirroja.
Continuamente estaban nadando. Vieron un delfín de color
azul y se subieron encima de él, le hicieron cosquillas y jugaron a la pelota.
También vieron un caballito de mar de color rojo, una
estrellita, un pulpo, un banco de peces multicolores, muchas plantas, algas y
un barco de piratas que llevaba hundido muchos años y que contenía un cofre.
Dentro del cofre había un mapa, que les sirvió para
encontrar el verdadero tesoro escondido en el fondo del mar desde hacía miles
de años y que nadie lo había encontrado jamás.
Las sirenas llevaron el tesoro a una isla y …
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Cuando lo dejaron sobre la arena y le quitaron todas las
algas que tenía encima, encontraron un cerrojo dorado que necesitaba una llave.
Detrás del mapa había escrito un párrafo donde ponía que
tenían que enfrentarse a tres pruebas para conseguir la llave.
La primera prueba era una adivinanza, la segunda era
enfrentarse al tiburón más temido del mar y la tercera y más difícil era
superar el reto del laberinto que existía en una isla tenebrosa donde nunca
salía el sol.
Superaron las dos primeras pruebas con éxito. La adivinanza
la acertaron trabajando en equipo y aportando cada una sus conocimientos, el
enfrentamiento con el tiburón malvado lo superaron mediante el esfuerzo común y
la agilidad para esquivar sus ataques.
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La prueba del laberinto tenía un problema: ¡Eran sirenas y
no tenían piernas!
Así que Libra cogió su collar con la perla rosa y deseó que
todas las sirenas tuvieran piernas para poder caminar por la tierra.
A todas las sirenas, incluida Libra, les desaparecieron las
colas de sirenas y tuvieron piernas. Así se adentraron en el temido laberinto.
Allí superaron todos sus miedos y llegaron al centro del
laberinto donde encontraron, en un hueco pequeño del tronco de un árbol, la
llave que abría el cerrojo dorado.
La sirena más pequeña, la pelirroja, fue la encargada de
coger la llave y, al cogerla, el cielo se cubrió de nubes negras y relámpagos.
Todas intentaron salir del laberinto pero estaba muy oscuro,
así que Libra ordenó a las sirenas que se dieran la mano, se cogió muy fuerte
del collar y deseó estar en el sitio de la playa donde habían dejado el cofre
del tesoro.
De repente, aparecieron en la playa. Libra cogió rápidamente
la llave del cerrojo y …
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Cuando iba a abrir el cofre y sólo faltaba media vuelta para
conseguirlo, de la nada apareció un pájaro enorme y extraño que se llevó la
llave.
Libra y sus amigas estaban desconcertadas. Seguían sin tener
la llave. Siguieron al pájaro y éste llegó a una montaña y dejó la llave en su
nido, custodiada por sus dos polluelos gigantes.
Libra cogió su collar y deseó poder volar con todas sus
fuerzas. De repente, Libra y sus amigas se transformaron en tres preciosas
hadas con alas rosas.
Rápidamente volaron hacia el nido del pájaro extraño. Cuando
estaban a punto de coger la llave, ¡qué sorpresa!, el pájaro extraño regresó a
su nido y se llevó al hada pelirroja. La llevó a un castillo oscuro y con
aspecto de peligroso, donde vivía la bruja maestra.
El pájaro extraño llevó al hada pelirroja hasta los
aposentos de la bruja maestra. Esta bruja era muy fea, feísima, feucha, feota y
super vieja, que para estar más joven, necesitaba pelo rojo de hada.
La bruja maestra muy contenta se dispuso a cortar con sus
tijeras mágicas un mechón de la roja cabellera del hada.
Mientras tanto, Libra y sus amigas con la llave ya en la
mano, se dirigieron veloces al rescate del hada pelirroja.
Una vez en el castillo oscuro de la bruja maestra, se dieron
cuenta de que el collar con la perla rosa de Libra estaba cambiando de color,
lo que significaba que los poderes mágicos del collar no funcionaban dentro del
castillo oscuro.
Cuando encontraron a la pequeña hada pelirroja, la bruja
maestra había cortado el mechón de su pelo, y de repente encontraron a la bruja
más fea y más vieja, a pesar de tener un precioso pelo pelirrojo.
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Mientras tanto, la pequeña hada pelirroja cayó al suelo y
rompió a llorar, por haber perdido un mechón de su tan querida melena. Libra al
ver esto, se armó de valor y empujó a la malvada bruja maestra, quien resbaló
en el suelo, cayó por la escalera y desapareció para siempre. ¡Qué alivio!
Así que salieron corriendo del castillo y rápidamente vieron
cómo el collar recuperaba su color rosa, Libra volvía a cumplir sus deseos, por
lo que agarró con fuerza el collar y pidió un deseo:
“¡QUÉ CREZCA EL
MECHÓN DE PELO DE LA HADITA!”
Y plan, plan, plan, como por arte de magia, creció el pelo
del hada y recuperó la sonrisa. Las cuatro amigas felices se fueron nadando por
el mar.
Se encontraron peces, delfines y otros animalitos marinos.
Hasta que del fondo marino apareció un monstruo negro, gordo, con cuatro ojos,
dos pares de gafas, dos bocas y un bigote gigantesco, donde vivían felizmente
hormiguitas y caracoles.
El monstruo como era tan malvado, pegó un tiró del collar de
Libra y ¡puuuum! La perla rosa se hundió y se perdió en el fondo del mar.
Libra se puso a llorar, no podía creérselo, se había roto su
collar de los deseos.
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Pero un caballito de mar que pasaba por allí recuperó la
perla y cuando Libra pensaba que se la iba a dar, el monstruo se la quitó y se
llevó el collar con la perla enganchándoselo en el bigote. Además el monstruo,
muy enfadado, capturó a la sirena rubia y se la llevó a su casa, que era una
cueva muy oscura.
Libra y sus amigas siguieron el rastro del monstruo que olía
muy mal.
El monstruo se llamaba Tufín y estaba casado con una
monstrua que se llamaba Tufina.
Tufín quería comerse a la sirena y, para que estuviera
mejor, pensó engordarla con ricas comidas.
Libra y sus amigas llegaron a casa del monstruo Tufín siguiendo
el rastro del mal olor. Entraron por un agujero pequeño que tenía la puerta.
Una vez dentro buscaron a la sirena rubia y la encontraron encerrada en una
jaula.
Sin que el monstruo se diera cuenta, Libra y sus amigas
salvaron a la sirena rubia. Luego, ésta les dijo dónde estaba el collar
guardado: El monstruo Tufín lo había escondido en un bolsillo.
Esperaron a que el monstruo se durmiera y cuando se puso a
roncar, la sirena pelirroja, cuidadosamente, le quitó el collar. Pero de
repente. ¡aaah!, la monstrua Tufina se despertó y con un grito también despertó
al monstruo.
Libra, que tenía el collar, rápidamente pensó un deseo:
“Volver a la playa donde estaba el cofre”.
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Cuando Libra llegó a la playa vio su bicicleta en el suelo y
se puso muy contenta. Se despidió de sus amigas las sirenas. Cogió la
bicicleta, se montó en ella y se fue a su casa.
Al llegar, abrió la puerta y entró. Se comió una manzana y,
después de lavarse los dientes, se puso el pijama.
Como estaba tan cansada por todas las aventuras que había
vivido, se metió en la cama y se durmió.
FIN
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