viernes, 4 de enero de 2013

PARA LEER

Cuento: "En busca de un amigo"

(Adaptación de un cuento africano)

En la sabana africana había un gato que se aburría. 
- No quiero estar solo. Tengo que encontrar un amigo, pensó.
Al pasar por un riachuelo vio a una rana que estaba cantando alegremente.
- Estoy buscando un amigo. Acércate y hablaremos un rato, dijo el gato.
La rana saltó hasta la orilla y se puso junto a él.
Empezaron a charlar, pero, al instante, un antílope se cruzó veloz por delante de ellos y sin darse cuenta aplastó a la rana.  
El gato fue detrás del antílope gritando.
- ¡Para, para!
Cuando el antílope se detuvo, el gato le dijo:
- También yo sé correr muy deprisa, ¿sabes?. Déjame ir contigo, estoy buscando un amigo con quien conversar.
Se marcharon juntos parloteando al igual que dos amigos de toda la vida. Como iban distraídos, no vieron a un leopardo que se deslizaba sigilosamente por entre las altas hierbas. De pronto, el leopardo se avalanzó sobre el antílope y lo degolló. ¡Pobre antílope, había dejado de existir! 
Después el gato dijo al leopardo:
- Ambos somos de la misma familia. ¡Siéntate, ya verás como 
seremos amigos!
Primero, el leopardo se comió al antílope y luego se puso a charlar con el gato alegremente. Pero, en esto, un elefante que salía de la selva al ver al leopardo lo atacó antes que pudiera darse cuenta y ¡Tchack! lo atravesó con uno de sus colmillos. ¡Pobre leopardo, había dejado de existir! 
Al instante, el gato dijo al elefante:
- Qué grande y fuerte eres! Me gustaría ser tu amigo. Acerca tu 
oreja, voy a contarte todo lo que sé.
Y el gato contó al elefante lo que había aprendido en sus conversaciones con la rana, el antílope y el leopardo. Mientras, se acercaron unos cazadores, silenciosamente. Al ver al elefante lanzaron sus flechas contra él y éste cayó muerto. En ese momento, el gato pensó: "Realmente no tengo mucha suerte con los amigos. Han ido cayendo, uno tras otro, ¡e incluso el elefante, que parecía tan fuerte! Pero, estos cazadores son todavía más fuertes. ¡Me iré con ellos!".
Fue con los cazadores al poblado y acompañó al jefe hasta su choza, donde lo esperaba su mujer. Ésta lo recibió a gritos:
- ¿Qué has traído para comer? preguntó al marido.
- He cazado un elefante, respondió.
- ¿Ah, sí?, ¿y dónde está su carne? dijo la mujer.
- Ahora estoy muy cansado, dijo el cazador sentándose, y además hace mucho calor- Ya iré más tarde a buscarla.
- ¡No, tienes que ir inmediatamente! ¡Venga, perezoso, levántate!
La mujer se lo repitió tantas veces que el hombre no tuvo más remedio que ir a por la carne del elefante. Cuando el gato se quedó a solas con la mujer, empezó a frotarse contra sus piernas, ronroneando.
- Mrrru, mrrru, tú eres la más fuerte. Seré tu amigo y te contaré todo, mrrru. ¿Te gustaría?
- Claro que sí, respondió la mujer.
Desde ese día la mujer y el gato se hicieron amigos.  
Por la noche, el gato se paseaba y averiguaba todos los secretos. Cuando se hacía de día, se acerca a la mujer para contárselos ronroneando    

FIN

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